viernes, 21 de enero de 2011

DETECCION SORDERA HIPOACUSIA

Hipoacusia

Programa de detección de hipoacusias en el recién nacido

La hipoacusia es la disminución de la percepción auditiva y puede constituir un importante problema de salud si aparece durante la infancia, con graves consecuencias para el desarrollo de una vida normal ya que el oído es imprescindible para desarrollar capacidades como el lenguaje y la comunicación.
Por eso es muy importante detectar la hipoacusia en los primeros meses de vida del niño o niña, momento en el que se puede paliar su discapacidad auditiva utilizando terapias que, en algunos casos, pasan por implantar audífonos o bien adaptar implantes en el oído del niño o la niña para que la discapacidad auditiva sea la menor posible.
Hasta un 50 por ciento de las sorderas en niños y niñas no están relacionadas con indicadores de riesgo. El resto pueden ser de origen hereditario, infecciones o enfermedad de la madre durante el embarazo e incluso, adquiridas durante la primera infancia de niños y niñas.
Hay un porcentaje muy importante de sordera causada por otitis secretora en niños y niñas que sufren otitis de repetición y secreciones en el oído medio. Esta sordera, sin ser grave, puede causar problemas en el desarrollo del lenguaje.

Diagnóstico de la hipoacusia

En Andalucía se realizan de forma universal pruebas de audición a todos los recién nacidos para descartar que padezcan sordera. Suelen efectuarse aprovechando el momento después del baño, cuando el bebé esté relajado y tranquilo, y con su madre cerca para que le ofrezca la tranquilidad que necesita.
Con un aparato de otoemisiones acústicas, se efectúa la prueba a las 24 horas de nacer y antes de recibir el alta hospitalaria. Esta prueba se realiza en una sala lo más tranquila posible o insonorizada y consiste en medir la audición de los dos oídos del bebé en función de su respuesta coclear, es decir, el aparato emite un sonido que va a llegar a la coclea, que a su vez va a responder a este sonido. Con esta respuesta el medidor indica si el oído está preparado para escuchar o no.
Si es necesario repetir las pruebas en caso de duda o de antecedentes familiares de sordera, se vuelven a realizar antes de los dos meses de vida del lactante. Si se sigue sospechando de sordera, antes de los cinco meses de edad se realizará una tercera prueba.  Permite determinar el tipo y el grado de sordera que padece el bebé y así es posible intervenir  a tiempo.
En caso de exploración normal, se observará la evolución del bebé por sus padres y por el pediatra de Atención Primaria, a través del Programa de Niño Sano, según vaya adquiriendo capacidades para expresarse y comunicarse.
La mayoría de los niños y niñas, a partir de los tres meses de edad se sobresaltan ante ruidos intensos. Desde los cuatro meses, el bebé se tranquiliza con la voz de la madre y entre los seis y los nueve meses, es capaz de vocalizar la palabra “mamá”. A partir del año de edad el niño o la niña es capaz de responder ante su nombre y también ante el `no´”.
Gorjear a partir de los 6 meses, cumplir órdenes simples cuando cumplen el año de vida, o conocer las partes del cuerpo son otros de los momentos esperados en el desarrollo que pueden observarse de forma sencilla por sus familiares y ayudan a detectar a tiempo cualquier pérdida de audición. 

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